
150 vidas alimentadas: ONG Protección Canina Mundial y Deiby Martínez Cortés llegan a ASOANIMALES
24/05/2025
ONG Protección Canina Mundial entrega alimento en Neiva como parte de su operación nacional de 5 toneladas
26/05/2025
Por Jenifer Osorio, jefe de prensa ONG Protección Canina Mundial
Estoy buscando apartamento para arrendar en Neiva y me he encontrado con una situación que me tiene con el corazón arrugado y, la verdad, también un poco molesta. Muchos anuncios de arriendo terminan con la frase: “no se aceptan mascotas”. Así, sin más. Como si no importara lo que esa frase significa para quienes compartimos la vida con un gato o un perro.
Llevo más o menos tres días buscando apartamento, y ya van como seis opciones descartadas solo porque tengo mascotas. Ni siquiera he podido visitarlos. Simplemente, al final de la descripción del aviso, aparece esa frase fría y cortante: “no mascotas”. Y me frustra, porque yo tengo dos gatos que no son solo animales. Son mi familia. Son parte de mi hogar, de mi rutina, de mi felicidad. No son “mascotas” en el sentido tradicional de la palabra, son seres con los que comparto mi vida. Y duele leer que un lugar no nos acepta simplemente porque ellos existen.
Sé que hay personas que no cuidan bien a sus animales, como también hay quienes no cuidan bien los apartamentos, tengan mascotas o no. Pero no se puede meter a todo el mundo en el mismo saco. Así como no se niega un arriendo por tener hijos o por vivir solo, tampoco debería negarse por tener un gato o un perro.
Lo peor es que esto no me pasa solo a mí. Según datos del DANE, el 67% de los hogares en Colombia tienen al menos una mascota. ¡Eso es más de la mitad del país! Y para muchas de esas personas, los animales son parte de la familia. Un estudio reciente muestra que el 91% de las mujeres y el 87% de los hombres consideran a sus mascotas como miembros del hogar.
Y no es un tema menor. La industria del cuidado animal en Colombia sigue creciendo, con un gasto proyectado de más de 6 billones de pesos para 2026. Es decir, no solo los cuidamos emocionalmente, sino también con responsabilidad económica. Sin embargo, muchas familias se ven obligadas a mentir, a esconder a sus animales o a pagar arriendos más caros, solo por tener un gato o un perro.
Yo no pido que los arrendadores acepten sin condiciones. Entiendo que se pueden establecer reglas, solicitar un depósito o pedir referencias. Pero lo que no debería seguir pasando es ese “no” tajante e indiscriminado que nos deja por fuera a tantas familias multiespecie.
Un hogar no es solo una estructura. Es un espacio donde se cuida, se ama y se vive en armonía. Y nuestras mascotas, que nos dan tanto sin pedir nada, también merecen estar allí.





